Café Montaigne 25
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¿Qué fue primero: la literatura sobre sirenas o ellas mismas? Estas criaturas de cantos seductores han sido una delicia para escritores y artistas de todo el mundo y su mito continúa creciendo
“No amarte tuve propuesto; / ¿más proponer de qué sirve, si a persuasiones Sirenas / no hay propósitos Ulises, pues es, aunque se les prevenga, / en las amorosas lides, / el Griego, menos prudente, / y más engañosa Circe?”, versos de sor Juana Inés de la Cruz, los cuales advierten del canto amoroso y letal de las sirenas. No su belleza, sino su canto; no sus palabras, sino su sonido y cadencia en sus asonancias embelesadoras y mortíferas al mismo tiempo. El canto de las sirenas. Sor Juana advirtió que el griego Ulises no fue “prudente”; nosotros, tristes mortales, menos.
Soy hijo de la televisión. De la mala o buena televisión, según sea su juicio y enfoque, lector. Nací en los años 60 del siglo pasado, por ello crecí con la televisión en mi hogar. Primero una masa gigantesca en la sala. Era de bulbos, casi de fuego; es decir, como una fogata, había que encender primero un pequeño mechero y esperar, esperar primero un punto en su pantalla, luego como unas difusas ondas y por fin y de rato, se hacía la imagen. Claro, blanco y negro. Luego llegaría la telera a color. Vi cuanto programa y telenovela hubo de fama. Sobre todo en las décadas de los 70, 80 y 90 del siglo pasado. Hoy, luego de algunos lustros sin telera (la regalé a una musa que vivía precariamente), hoy de nuevo tengo televisión. Plasma, se le llama modernamente.
He visto series (parece que es lo de hoy. Realmente no me conmueven, pero bueno) de éxito, algunas películas recientes y, sobre todo, documentales. He visto un canal recomendable del cual compraba sus videos en su momento, pero hoy, con la modernidad, todos están disponibles en línea y se pueden disfrutar una y otra vez. Es National Geographic. También, History Channel. La verdad, no sé en cuál de ellos he visto una saga de programas que me han gustado mucho y, en honor a la verdad, me han perturbado las imágenes. Es la investigación sobre sirenas. Seres humanoides salidos de las profundidades de los mares. Sin duda, y al menos para mí, impresionantes programas y videos que dan cuenta de “algo” que allí habita.
¿Qué fue primero: la literatura sobre sirenas y seres de los mares, o ellos mismos? Estos seres que se dejaron ver y luego, el hombre, espantado, procedió a dibujarlos y relatarlo en mitos, narraciones y leyendas que hoy son una delicia. Una delicia que al parecer puede ser cierta. Jorge Luis Borges lo dejó escrito en un libro de los más deliciosos que he leído en mi vida: “Manual de Zoología Fantástica”. Las sirenas, dijo, aparecen por primera vez en la literatura y se hacen, digamos, “universales”, en el poema “La Odisea”, de Homero, en su Canto XII.
ESQUINA-BAJAN
Cuándo cantan las sirenas en las tardes dilatadas, donde la mar es un gris panorama sobre la superficie de la tierra, ¿cantan para nosotros, para usted, para todos los humanos? No lo sé. Pero sí sé que cantan para mí.
En una de tantas traducciones, ésta en prosa, se lee en el canto atormentado del divino Homero: “Vamos, famoso Odiseo, gran honra de los aqueos, ven aquí y haz detener tu nave para que puedas oír nuestra voz. Que nadie ha pasado de largo con su negra nave sin escuchar la dulce voz de nuestras bocas, sino que ha regresado después de gozar con ella y saber más cosas. Pero sabemos todo cuanto los argivos y troyanos trajinaron en la vasta Troya por voluntad de los dioses. Sabemos cuanto sucede sobre la tierra fecunda”.
Hay un cuadro turbulento con este tema. Una pintura, de decenas buenas y disponibles en esa red de redes llamada Internet, las cuales podemos disfrutar aunque sea cibernéticamente. El cuadro es “Ulises y las Sirenas” del maestro John William Waterhouse, el cual lo pintó en el año 1891. Lo altamente llamativo de esta obra es que las sirenas son… aladas. Sirenas mitad aves, mitad mujeres, las cuales luego se mutarían por mitad pez. Y es que en las vasijas y relieves de la antigua Grecia que se conservan se presenta a estos seres híbridos con cuerpo de pájaro y cara de una bella mujer. El pintor Waterhouse abrevó de ello para dejar un cuadro perfecto y eterno. Otro pintor, Herbert James Draper, en 1909, pintó su versión de este mito. Y en ese cuadro usted puede ver que las bellas ninfas, las sirenas, salen de la mar…
Hay un libro espléndido, con antiguas ilustraciones y grabados, es “Ocaso de Sirenas y Esplendor de Manatíes”, de José Durand, para Fondo de Cultura Económica. A la par de la generosa iconografía, se transcriben fragmentos de los llamados cronistas de Indias que avistaron sirenas en América. Sí, informaciones tan contradictorias como ficticias son, en muchas de las ocasiones y en sus referencias, escritas. Hay una extraña nota de un cronista, Marco Guazzo, de 1520, cuando éste deletrea que el rey ibérico Felipe II, el prudente…
LETRAS MINÚSCULAS
“Había traído con él tres sátiros… y una hembra; y también una sirena, pero muerta”. ¡Ah!