Ethan Hawke dirige a su hija Maya Hawke en nueva película que llega a streaming
El actor nominado al Oscar también presenta en streaming la película ‘Deja el mundo atrás’, mientras que por otro lado comparte su experiencia al dirigir a la hija que tuvo con Uma Thurman
Aunque haya sido noticia por haberse casado (y divorciado) con Uma Thurman, Ethan Hawke pertenece a un grupo de actores de Hollywood que siempre eligió el nivel artístico más allá del factor económico, como la nominación al Oscar en el 2002 por ‘Día de Entretenimiento’ (Training Day) y ‘Momentos de una Vida’ (Boyhood) en el 2015.
La fama familiar además es contagiosa, porque la hija que tuvo con Uma, Maya Hawke es la intérprete del personaje Robin de la popular serie ‘Stranger Things’.
Y en la misma temporada en que España postula para el Oscar ‘La Sociedad de La Nieve’ sobre otra versión de la misma historia que Ethan Hawke ya había hecho famosa con la película ‘Alive’ (sobre los sobrevivientes del avión que se estrelló en los Andes), él competirá en el cine dirigiendo a la hija Maya en ‘Wildcat’. Hasta en Netflix compartirán la misma plataforma de streaming, porque con Julia Roberts, él protagoniza en Netflix, otra historia de supervivencia en ‘Deja El Mundo Atrás’ (Leave The World Behind).
Y después de haber pasado por el Festival Internacional de Cine de Zurich, aceptó hablar sobre el espíritu de la fama y la herencia familiar, como una buena forma de sobrevivir en Hollywood.
¿Hasta qué punto ayuda la fama o la popularidad en la vida? Supongo que todos buscamos algún significado en nuestras vidas, sin importar el trabajo que tengas, para conectarnos, en la forma en que ganamos el dinero, cuidamos nuestros hijos, la clase de amigos que tenemos o la clase de ciudadano que seamos, en algo que se sienta auténtico para nosotros. Por ahí pasa mi vida espiritual.
¿Y qué te llevó a decidirte por la actuación? ¿Cómo recuerdas aquellos primeros tiempos de ‘El Club de los Poetas Muertos’ (Dead Poet Society)? Los niños quieren ser actores porque piensan que es divertido tener tanta atención, pero yo no puse demasiada aspiración por ese lado, en mi niñez. Era simplemente algo que me gustaba y parecía tener aptitudes. Pero ‘El Club de los Poetas Muertos fue como una tormenta en mi vida, por pura suerte. Tenía 17 o 18 años y estaba trabajando a la par de un verdadero genio como Robin Williams. Conocí lo que es el buen cine desde muy joven. Y el éxito de esa película me mostró el poder del arte. Todavía es algo que me impresiona, porque la filmamos en el año 1988 y al día de hoy se me acercan a comentarla personas que ni siquiera habían nacido 15 o 20 años atrás. Son momentos muy difíciles de olvidar y es algo que llegó como un soplido y cambió mi vida como el mejor jaque mate de ajedrez.
¿En un principio, no llegaste a dudar que no ibas a poder conseguir trabajo como actor? Para decirte la verdad, yo no era para nada feliz en la Universidad. Y en ese entonces, había escuchado que estaban haciendo pruebas de casting para una película donde necesitaban siete jóvenes. Me acuerdo que llamé a mi hermana y le dije que dejaba los estudios, porque había siete roles diferentes y si no conseguía al menos uno, ya no iba a dedicarme a la actuación. Sabía que estaba en el lugar incorrecto, era infeliz, la universidad no era buena para mí. Y quería ir a Nueva York, sabiendo que si conseguía trabajo como actor, el universo estaba diciéndome que debería ser actor. Y si no lo lograba, el universo me decía que debería enlistarme en la marina. Pero conseguí el trabajo y me alegra haberlo buscado. Me acuerdo que tomé un autobús de Pittsburgh a Nueva York, con muchísimo miedo. Mi madre estaba en un mar de lágrimas, pero yo sabía que no podía quedarme en casa.
¿Cuáles eran tus ambiciones en aquel entonces? ¿A los 18 años? Solo quería gustarle a las mujeres. Era lo único que me preocupaba. Quería ser como Jack Nicholson algún día y otro día no sabía lo que quería realmente. Pero después de la experiencia de ‘El Club de los Poetas Muertos’ supe lo que significa desaparecer en un personaje. Es lo que tantos actores celebran para justificar su personalidad. Y la ironía es que hay una total ausencia de personalidad cuando una actuación sale bien. Ni siquiera me acuerdo como salió algo cuando la actuación resultó buena. Yo suelo sentir que si pienso que una escena salió mal, tengo razón, porque el problema surge cuando me juzgo demasiado. La actuación es buena cuando no piensas en la actuación, cuando le prestas más atención al otro actor, a la historia y lo que sientas dentro de esa metáfora, donde el ego se disuelve por completo. Y sí, es un milagro. Es un milagro que se persigue por años y yo siento que tuve la suficiente suerte de haberlo conseguido 30 años atrás.
¿La fama nunca fue una búsqueda de sobrevivencia en el fabuloso mundo de Hollywood? Yo siempre sospeché de la fama. La mayoría de las personas exitosas que conocí en este mundo son las personas con menos éxito como seres humanos. Y por eso siempre tuve miedo de darle demasiado crédito a la fama. Es por eso que también traté de escribir o quise dirigir cuando tenía 20 o 30 años. Sentí que necesitaba algún otro conocimiento, porque la actuación es una elección de vida con demasiados desafíos. Uno es tan buen actor como las oportunidades que se presentan, donde se necesita demasiada suerte para crear buenas oportunidades. Si alguien no escribe el guion que te guste o nadie te ofrece un trabajo, no te llega ninguna oportunidad para contribuir. Y uno tiene que buscar la forma donde pueda sostener el sentido de vida, sin esperar que otras personas te den permiso. Es por eso que siempre traté de hacer algo más, porque tenía miedo que me quitaran el dulce que había conseguido.
¿El momento exacto de tu vida que supiste que habías ‘llegado’? Los días más felices con tu esposa nunca son las noches de año nuevo ni el día que te casaste. Son esos extraños momentos en que estabas caminando por el parque, bajo la nieve. Son esos momentos donde se siente que todo está bien en la vida. Será por eso que nunca tuve un momento en que me quebré la mano por darme palmadas en la espalda para decir que soy el mejor. Es como en el deporte, donde un minuto se puede celebrar haber ganado la Copa del Mundo y dos segundos después, el equipo empieza a hablar del siguiente torneo. Es pura naturaleza humana. Si te sientas a pensar “Tres semanas atrás yo era increíble”, no se siente nada bien. Al contrario, te hace sentir que estás muerto. Me acuerdo que fue un gran honor actuar en uno de los roles de Shakespeare en Nueva York, donde yo nací. Sentí que era lo mejor. Pero desafortunadamente, tampoco tardé demasiado en recibir críticas terribles. La vida es demasiada misteriosa y cuando te despiertas por la mañana para llorar en el baño... Cuando pensé que había ‘llegado’, la realidad resultó ser la mejor balanza.
¿Alguna vez reflejaste tu propia vida personal en la interpretación de algún personaje en particular? Con ‘Momentos de una Vida’ (Boyhood) tardamos 12 años en filmarla y realmente usamos la arcilla de nuestra propia vida. En mi niñez, yo me crie en un hogar de padres divorciados, yo también me había divorciado de mi esposa (Uma Thurman) y fue la base en donde me apoyé para aquel personaje. El director Rick (Linklater) y yo, los dos también venimos de Texas, nuestros padres tenían trabajos similares como actuarios, tuvimos infancias muy parecidas. Sabíamos que íbamos a tener que ajustarnos con lo que fuera a pasar después, pero sabía que mi trabajo era interpretar un padre. Desde ese ángulo, surgió una década de mi vida muy divertida, donde también coincidió con la vida de una perra maravillosa que yo tenía. Cuando empezamos a filmar, era un cachorro y falleció cuando estrenamos. Las noches que salía a pasear con el perro, era también el momento en que llamaba a Rick para hablar lo que iba a pasar con nuestros personajes, muy tarde por la noche, hablando sobre lo que podíamos llegar a filmar al año siguiente y al siguiente. Fue muy divertido filmar esa película.
¿El hecho de haber tardado 12 años en filmar tu nominación al Oscar por ‘Momentos de una Vida’ (Boyhood), tuvo algo que ver con el tiempo que también se tomaron en filmar la trilogía de ‘Antes del Atardecer’ (Before Sunset), con el mismo director Richard Linklater ¿Cómo se les ocurrió filmar una misma historia a lo largo de tantos años? Es gracioso, pero ‘Momentos de una Vida’ empezó con una idea que habíamos tenido con Rick, de filmar un cortometraje una vez al año, para mostrar como crecía un niño de 6 años, con su padre. Básicamente, lo único que teníamos era el título. ¿Te imaginas plantearle la idea a alguien, que tenga que invertir en una producción que recién va a poder recuperar dentro de 13 o 14 años? Todos nos decían “Me van a despedir por algo así”. Incluso es totalmente ilegal, porque no se pueden firmar contratos por nada que sea más de siete años, en la industria del espectáculo. Y por eso, no hubo contratos, con nadie. Solo un acuerdo de palabra. Era algo aterrador para los productores y los inversionistas.
¿Nunca tuviste miedo de no poder lograr lo que habías imaginado? Soy una persona muy intuitiva, en eso soy muy bueno. El miedo llega después. La primera vez que se me ocurrió escribir una novela, empezó como un experimento, por pura diversión. Lo disfruté tanto que no podía parar de pensar en el tema y nadie podía detenerme tampoco. Yo no tengo miedos hasta que es demasiado tarde. El miedo me llega el día de un estreno, me petrifico, me pongo blanco como un fantasma, aunque mucha gente experimenta ese mismo miedo mucho antes de empezar. Puede ser algo estúpido o la falta de educación, pero no soy de los que pisan el freno en nada.
¿De verdad nunca tuviste miedo de empezar un nuevo trabajo diferente que no conocías? ... Me acuerdo cuando me tocó hacer Macbeth en teatro, en Broadway y la noche anterior de subir al escenario, pensé “Es una idea terrible”. Me parecía una locura y empecé a plantearme toda clase de dudas. Pero también pensé que ya era demasiado tarde. Supongo que todos contamos con nuestra propia intuición y si la vejez trae algo, mejoras a soportar mejor los golpes.
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Escrita y dirigida por el mismo Ethan Hawke, la película ‘Wildcat’ realmente tiene como productora a la hija Maya Hawke, además de ser la protagonista de la historia sobre la verdadera historia de la novelista Flannery O’Connor en la época en que estaba por publicar su primera novela.
¿Cómo fue que decidiste dirigir cine con tu hija Maya Hawks como protagonista de ‘Wildcats’? Fue una situación hermosa cuando Maya tenía 15 o 16 años. Había descubierto este libro donde Flannery O’Connor había escrito un diario íntimo entre los 18 y los 22 años. Y para entrar a una escuela de actuación, mi hija tenía una prueba de casting y buscó una parte del monólogo de ese diario. Recién después, cuando Stranger Things resultó ser un éxito, quiso filmar una película sobre Flannery O’Connor. Y nos habló a mí y a mi esposa, para que la ayudaramos a producirla cuando consiguió los derechos. ¿Cómo podía negarme? Pasé todo un verano leyendo lo que ella había escrito, en medio de unas vacaciones. Me pareció interesante aprovechar sus propias palabras. Y la idea es que Maya interpreta a Flannery pero también representa en su imaginación otros aspectos de Flannery, como si la imaginación fuera un reflejo de nuestra realidad.
¿Y de dónde vino el nombre del título ‘Wildcat’ o Gato Salvaje? El nombre viene porque una de las primeras historias que escribió había sido que la esclavitud es como un gato salvaje. Y me pareció un título apropiado.
¿Qué tan fácil o difícil resultó dirigir a tu propia hija? Un par de años atrás había filmado un documental sobre Paul Newman y Joanne Woodward. Y en una entrevista con Martin Scorsese le pregunté como es que ellos se sostuvieron socialmente alrededor del ego y las trampas del estrellato. Y dijo que la respuesta era bastante simple, que la gran razón era haber trabajado siempre juntos, todo el tiempo.